El Psicoanálisis y las nuevas formulaciones psicoanalíticas: la búsqueda de la causa inconsciente de la conducta. El psicoanálisis es una teoría desde la que se consideró que la historia del individuo, sobre todo los primeros años, es esencial para comprender el funcionamiento adulto. Para Freud, padre del psicoanálisis, los primeros conflictos determinan en parte el funcionamiento adulto. El psicoanálisis supuso una ruptura con la línea dominante, al considerar que para interpretar nuestros actos hay que considerar un conjunto de mecanismos inconscientes. El psicoanálisis no constituye una búsqueda científica imparcial, sino que es un acto terapéutico cuyo objetivo es modificar el comportamiento. Posteriormente añadió que la elaboración y extensión de la teoría hace que el psicoanálisis sea, además de una técnica terapéutica y de una teoría auxiliar de la patología, una teoría del psiquismo humano. El carácter general de la teoría lo reafirmó cuando insistió en la identidad de los contenidos psíquicos de los individuos neuróticos y sanos: los primeros fracasan donde los segundos consiguen resolver los conflictos.
Autores como Moscovici (1961) han señalado que visión del ser humano propuesta por el psicoanálisis forma parte de las representaciones mentales de las personas.
La teoría psicoanalítica basa su información en tres fuentes de información: la observación directa, los recuerdos infantiles y las interpretaciones. Sin embargo, la observación no era suficiente pues chocaba con la actitud que los adultos tenían respecto a la sexualidad infantil, por esto Freud no comunicó jamás sus observaciones sobre el comportamiento infantil, a excepción del juego de la bobina de su nieto y de las observaciones procedentes del análisis del pequeño Hans.
El niño de la teoría psicoanalítica era una elaboración teórica basada en las interpretaciones que hace el psicoanalista de los recuerdos infantiles; es reconstrucción más que construcción, lo que plantea numerosos problemas de validez. Esta situación cambió con los trabajos de autores como A. Freud, Hartmann, Winnicott, Kris, Erikson, Spitz o Mahler que introdujeron la observación directa como método para validar, corregir o completar las reconstrucciones de la teoría psicoanalítica.
Al analizar la concepción del desarrollo de Freud hay autores, como Zukier (1985) , que afirman que no hay un concepto del desarrollo en él salvo la compulsión a la repetición; sin embargo, hay otros, como Morss (1996) que señalan que Freud rompe con un desarrollismo uniforme. A pesar de planteamientos como los de Zukier, podemos establecer algunas tendencias generales en la evolución del individuo tal y como lo concibió Freud: La sucesión de las fases del desarrollo de la sexualidad tiene una base biológica, pero existen múltiples maneras de resolver los conflictos presentes, tanto las pulsiones del Yo (autoconservación) como diferentes factores externos pueden jugar un papel decisivo.
Estas fases son cualitativamente diferentes, es decir, no presentan semejanza alguna.La evolución normal puede dar lugar a desvíos, dominados por dos mecanismos fundamentales, por un lado la fijación de la libido en fases u objetos anteriores en el desarrollo, y por otro la regresión o tendencia a volver a las fases no superadas.
Los conflictos entre las pulsiones y el Yo constituyen un factor dinámico de gran importancia tanto en el desarrollo normal como en las desviaciones patológicas; es la manera de resolverlos lo que determina una u otra dirección.
El proceso de individuación es una larga evolución que va desde una indiferenciación primitiva, en la que no hay represión diferenciada ni separación entre acción y percepción (narcisismo primario), a un estado de diferenciación progresiva (narcisismo secundario) que desemboca en la elección objetar.